imagen: Pablo Lanau

Transitar hasta este segundo encuentro de lecturas, nos ha permitido reelaborar y reconectar otra vez con nuestra necesidad de “construir sentidos” para poder adaptarnos y evolucionar como seres humanos —ideas que ya expusimos en el primer ciclo. Las dos primeras sesiones de este segundo ciclo —sobre casos clínicos en musicoterapia— nos muestran que “la música sabe”, que su carácter no verbal es un medio ideal para recrear condiciones comparables a la experiencia constitutiva de la personalidad. Con la música podemos ir “más allá” , expresar y amortiguar nuestras perdidas y ausencias con el fin de transformarlas, integrarlas y convertirlas en autoexperiencia.

La tercera lectura de este segundo encuentro, “Sobre el juego en Winnicott” —de Brianda Portalatin Vargas—, nos habla del playing winnicottiano donde el foco no es el contenido del juego, sino el jugar mismo, y el descubrimiento de una nueva experiencia en un marco especializado. De tal manera creemos que es nuestro encuadre de lecturas, porque el foco e interés del mismo son las diferentes opiniones que nos ayudan a  descubrir y conectar emocionalmente con nuevas experiencias. En ese juego de poder expresarnos surgen las especificidades que configuran el marco como algo especializado. No es el contenido de las reuniones que da lugar a poder expresar nuestras emociones lo significativo al encontrarnos, sino el hecho de que lo expresado sea reflejado. No sirve de nada mostrarnos si nadie nos devuelve el reflejo. El juego es comunicación, es algo compartido, que no se hace solo, y que requiere de una presencia y disponibilidad de los demás. 

El juego es “mucho más”, su condición creativa permite que podamos experimentar toda nuestra personalidad. En la espontaneidad del juego es posible lo genuino de nuestro gesto,   la personificación y la individuación. La experiencia del jugar debe ser “informe”, donde lo expresado y comunicado no sea organizado, y de lugar a las sutilezas y naturalidades de nuestro carácter.

El juego necesita de un lugar, de un patio o “recreo”, lo suficientemente bueno, amable y confiable en el que poder crear, o mejor dicho “re-crear”. El cómo se configure este espacio de “recreo” otorgará sentido a nuestro gesto; si  lo sentimos como seguro sabremos explorar y regular los momentos de encuentro, desencuentro y reparación. 

Compartir estas lecturas de este segundo ciclo supone para nosotros tomar una mayor conciencia sobre la importancia de la  Música y el Juego como experiencias constitutivas de la personalidad. Todas estas ideas llevadas a nuestra práctica profesional hace que pensemos, tal como nos expone Colin Andrew Lee —case study Michael: Music and Loss— que son los clientes los que enseñan y definen la práctica en musicoterapia. En cómo definamos sus límites es lo que proporcionará la confianza necesaria para mostrarnos a través de la música y dar lugar a la terapia. Así mismo, la repuesta entorno-terapeuta será la que otorgue sentido al gesto del paciente. Partimos pues de la idea de que el espacio de terapia debe tener la condición de “informe”, donde “no saber” —o prescindir de una expresión organizada— puede ser esencial para el proceso terapéutico.  Como señala Colin, la mera expresión de emociones en presencia de un terapeuta no es necesariamente terapéutico, es vital la presencia inagotable del terapeuta —ese “enorme grado de empatía” del que nos habla Slavin.

Ahora y después de todo lo leído y debatido en nuestros encuentros de lectura, nos damos cuenta de que en todo este tiempo nos hemos dedicado a “jugar”, de que sin darnos cuenta hemos estado jugando —en un playing winnicottiano—; y de que queremos seguir jugando. Lo continuaremos haciendo en nuestro “recreo” de Musicoterapia Relacional, un lugar sobre el que continuar transitando hacia nuevas experiencias. Jugaremos en nuestro próximo evento, un  “Cara a Cara” de la mano de dos musicoterapeutas que nos expondrán su practica clínica. Sobre dichas exposiciones volveremos a reflejarnos para continuar configurando espacios de relación. 

texto: David Lanau

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