SESION CLÍNICA 18 JUNIO en Isep

Como afirman Javier Romañach y Manuel Lobato: «si queremos cambiar ideas o valores no tendremos más remedio que cambiar las palabras que los soportan y les dan vida». Este trabajo parte de la noción de “diversidad funcional” —propuesta por Javier Romañach en 2005— para eliminar el sentido peyorativo de la “discapacidad”, atribuido a las personas que realizan alguna de sus funciones de manera diferente a la media de la población. En este sentido, sin obviar la realidad de que existen mujeres y hombres diferentes desde el punto de vista biofísico, es preferible hablar de personas que manifiestan “capacidades humanas” —como señala Martha Nussbaum— que les vinculan a la comunidad: capacidad de amar y relacionarse con los demás, la percepción, el gusto por el juego y el movimiento.

Por tanto, para poder aplicar nuestro programa de musicoterapia, primero, hemos tenido que desmarcarnos de las concepciones tradicionales que utilizan términos —de tono negativo— como “discapacidad intelectual”. A nuestro modo de entender, dichas acepciones de carácter limitador y restrictivo, en nada se corresponde a las capacidades observadas en el grupo de personas sobre las cuales se ha desarrollado nuestra metodología en musicoterapia.

Hablaremos entonces de nuestro modelo de Musicoterapia Relacional —centrado en la relación interpersonal como forma de tratamiento para el desarrollo de la identidad—, a través de lo experimentado en las sesiones de musicoterapia llevadas a cabo con personas de “diversidad funcional”. Mostraremos, como señala Alvin —en su modelo de musicoterapia de Terapia Libre—, que las relaciones proporcionan oportunidades para desarrollar el crecimiento, y de cómo la música establece distintos tipos de relaciones: paciente-instrumento, paciente-instrumento del terapeuta, paciente-terapeuta, paciente-otros pacientes.

Diversidad funcional, relaciones y musicoterapia https://www.isep.es/sesion-clinica/diversidad-funcional-musicoterapia/